Editorialidad en la periferia - “Al aire libro” - En La Galaxia no sólo vuelan gaviotas


Editorialidad en la periferia

“Al aire libro”
En La Galaxia no sólo vuelan gaviotas

Muñozcoloma

Las frágiles certezas que me ha permitido esta casa siempre se han dispersado en lo mustio, de hecho esa que me hacía pensar que las situaciones no se repetían ya no existe.  Y han sido esas certezas las que me han permitido acercarme y vislumbrar (aunque sea de lejos) la estabilidad.  Definitivamente esta casa no pierde la oportunidad de descolocarme cada vez que puede.  El despertar de hoy tuvo ese aroma de lo repetido, un déjà vu dirán algunos, el punto es que nuevamente, después de un tiempo impreciso (y que no tiene importancia), la brisa marina en mi rostro fue lo que me despertó, ese viento gélido tan ansiado por mi, ese viento que sólo se puede encontrar en La Galaxia de Tomé.  Es así que al abrir los ojos me di cuenta que me encontraba en la Plaza de Armas de la ciudad, cuestión que me alegró de sobremanera, porque La Galaxia representa para mi un pequeño bastión de sueños ubicado en el centro de la periferia (no hay que olvidar que es la tercera ciudad que más quiero en este planeta).
Aunque sea Tomé (quizás porque es) me desconcierto al enfrentarme sólo a su geografía, siempre esta casa me ha obligado a conocer a personas, personajes para ser más preciso, pero esta vez todo está vacío de humanidad, no existe la carne, todo es objeto. Eso sí, buscar algún personaje en La Galaxia es muy fácil, acá todos los son (sueño romántico dirán muchos), acá el huaso que vino del campo para ser mayordomo resultó ser poeta, el pescador que traía las sierras y algunos jureles terminó tomando fotografías, el juez se dedicó a escribir, el futuro médico dejó su estetoscopio y le dio la espalda a Hipócrates para abrazar a Buñuel.  Definitivamente cualquiera de esta ciudad puede ser requerido, el problema es que nadie está a mi vista.  
Todo está bañando con un aire de soledad, muy parecido a los ambientes que logra Giorgio de Cirico en sus pinturas metafísicas (pre surrealistas), para ser más preciso, todo es igual de desolado como el cuadro “Delicias del poeta” de 1913.  La diferencia es que acá está de noche, no obstante, la ciudad tiene una luminosidad inquietamente verde, la recorro con la mirada, sin moverme, ya que es la plaza, la geografía, la que comienza a girar lentamente frente a mis ojos (surrealismo puro) yo busco y nada.  Recuerdo que la última vez que estuve acá fue por Rafael Ampuero (http://www.escaner.cl/escaner83/mc.html), intento encontrarlo, pero como es de suponer, no aparece.
Cuando planificaba desesperarme veo una luz, en la calle del frente hay una puerta con una ventana ligeramente iluminada, me dirijo hacia ella y me enfrento a una pequeña “oficina”, que en su puerta tiene un letrero que dice: “Se escriben cartas de amor y de las otras”.  Intento recordar cómo es la mueca necesaria para sonreír, pero no me resulta (no hay caso), abro la puerta y suena una campanita.  En medio del cuarto, que es pequeño y alargado, se encuentra un hombre mayor, de bigote, que con el sonido del “tilín”, levanta la mirada que tenía sumida en la máquina de escribir que se encontraba frente a él sobre una mesita.  Me mira y sonríe, me señala que sabe que no vengo por una carta, pero que eso mismo le molesta mucho, de hecho me comenta que desde hace tiempo está muy molesto conmigo.  Le inquiero el por qué, ya que ni siquiera lo conozco, él no me deja terminar la frase y me señala que nos conocimos por allá por el año 1986 ó 1987 y que cuando tuve la oportunidad de volver a Tomé lo hice sólo por Rafael Ampuero.  Me sorprendo y recuerdo, nuevamente intento sonreír (el mismo resultado), y le digo: Sí, usted es Alfonso Alcalde.  Por cierto no sé si usted sabe que ya murió, creo que fue por el año 1992.  Él comienza a sonreír (¡qué envidia!) mientras me dice, ya entre carcajadas: ¿Usted cree que puede importar algo que yo esté vivo o muerto en sus historias tan lejanas de lo verosímil?, mire por la ventana en esta locura suya todo es surrealismo.  Yo le hago caso y mi sorpresa es mayúscula cuando veo a un grupo de monjas haciendo una fila india tomadas de la cintura (el famoso “trencito”) al ritmo de la Conga y quien las guía desde atrás, con cara de picarón, es el mismo Nemesio Antúnez. 
La fila pasa por fuera de la oficina y se pierde en la oscuridad de la plaza, absorto me doy vuelta para continuar mi conversación con Alcalde, pero ya no está, en su lugar hay un hombre bajo de barba que sonríe (otro más), la máquina de escribir ha dejado su lugar a una botella de vino, dos copas y un cenicero.  El hombre es el escritor Darwin Rodríguez que me señala, mientras me sirve una copa, que debería volver a tomar mis medicamentos para evitar ese mundo demencial en el que vivo, yo me sorprendo nuevamente y le digo que puede ser que yo esté un poco loco, pero que en ningún caso me igualo a su demencia, ¿cómo es posible que alguien se le ocurra armar una editorial, y para peor lejos del centralismo?


  
Darwin Rodríguez


Hay que mencionar que Darwin, junto a Claudio Ramírez, son los gestores del nacimiento de la editorial “Al aire libro” ubicada en Tomé, la cual de a poco se ha ido consolidando en la zona a pesar de que las estadísticas son desesperanzadoras: casi nadie lee en Chile y los pocos que lo hacen comprenden la mitad o menos de lo que leen.  Tampoco se pueden soslayar los números evacuados por la Cámara Chilena del Libro que señalan que en año 2009 fueron editados 4.462 libros en el país, de los cuales 110 son de la Región del Bío Bío, es decir, un modesto (por no decir una palabrota) 2.47% y para peor de ese porcentaje hay que eliminar algunas publicaciones de algunas universidades locales que trabajan con editoriales santiaguinas.  Esta misma situación demencial me lleva a pedirle que me responda algunas interrogantes a lo cual él accede con una sonrisa (mmm…), llenamos otra vez las copas y parto preguntándole:¿Cómo nace la Editorial "Al Aire Libro"?
Con un largo período de gestación que viene desde las primeras revistas y periódicos tomecinos de comienzos del siglo XIX.  En ellos se mezcla el interés y problemas de los tomecinos, de sus dirigentes, artistas, obreros, artesanos e intelectuales. Además en la segunda mitad del siglo, los artistas editan libros con ilustraciones de los artistas plásticos. Destaca la labor del Círculo de Bellas Artes (1947) y sus fundadores, entre ellos el grabador Rafael Ampuero y el poeta Alfonso Mora; y muchos otros. En el periodo post ‘73 los jóvenes editan revistas y librillos a mimeógrafo.  Desde allí, Pisan, Egor Mardones y otros pocos perduran.  Desde los ‘90 reaparecen periódicos y esporádicas publicaciones. Desde el 2007 empieza a tomar cuerpo un proyecto editorial que se sistematiza a partir del 2008 en que nace formalmente AL AIRE LIBRO Editores.

¿Y quiénes conforman la alineación del equipo?
Claudio Ramírez, editor de dos periódicos y varios libros. Diseñador autodidacta, poeta ocasional, constante gestor cultural y que trabaja también en el Comité Editorial, además es el responsable técnico del soft y hardware.
Egor Mardones, destacado poeta, Premio Municipal de Arte de Tomé [2010], profesor de literatura, becario del fondo del libro, lector empedernido, cinéfilo y melómano, es el responsable específico de las correcciones de pruebas y estilo.
Patricio Guerrero, “entomecinado” diseñador gráfico, artista plástico, lector atento y escudriñador de misterios, es el director de arte del equipo.
Darwin Rodríguez, que nace y muere en Tomé en donde ha cumplido por segunda vez 60 años, en los que ha realizado diverso oficios, desde jugador de fútbol hasta preso político, filósofo inconcluso de la Universidad de Concepción, cuentacuentos y viejo lobo de bar.



Lanzamiento del libro “Cuentos contra la amnesia” de Darwin Rodríguez en la Feria Internacional del Libro de Santiago, 2010, junto a los actores Erto Pantoja e Isis Baeza (tomecinos, por cierto). (http://alairelibro.blogspot.com)


¿Y por qué trabajan desde la descentralización o mejor dicho, desde el circuito periférico de la editorialidad chilena?
Allá, Santiago con sus traumas. Acá nosotros, con los mismos zapatos, que lucen mejor en la plaza del pueblo que en la metrópolis.
Desde nuestra casa “de fuertes murallas para aguantar los ventarrones, pero con ventanas amplias para recibir la brisa fresca” como lo aprendemos de Mahatma Ghandi, nos disponemos a reivindicar la producción regional jibarizada por el mercado editorial metropolitano.  Este centralismo no sería problema sino inhibiera la producción intelectual y el debate intrarregional y desde acá con el mundo. Una segunda línea crítica es nuestra rebeldía a concebir el libro como una mercancía de discursos uniformante. Para nosotros es la satisfacción de una necesidad espiritual social indispensable, que estimule el debate, la tolerancia y la diversidad.


Mientras lleno las copas (por tercera vez) le tiro la otra pregunta, ¿Tomé, por qué?
Por qué no. Es una consecuencia “natural” de la historia tomecina adelantada. Mientras Chile espera las crisis del año 29 del siglo XX para industrializarse, 50 años antes, en 1865, se funda la Fábrica Textil de Bellavista en Tomé, en un puerto con 14 centros manufactureros en torno a la actividad molinera que produce la harina que se exporta a California. Nace en Tomé la clase obrera chilena, sus obreros aprenden el uso de la moderna maquinaria, y aprenden de “técnicos extranjeros” ideas emancipadoras traídas de la Europa de la Revolución Industrial: El anarquismo, el proudhionismo, el marxismo…
Así como, insisto, tempranamente los tomecinos aprendieron a usar las herramientas (manufactura) y la máquina (industria) para potenciar la fuerza del brazo, en los tiempos de la transición surge la necesidad de potenciar la fuerza de la mente, Tomé, su gente está en condiciones potenciales de hacerlo a través del libro. En éste objeto se sintetiza la fuerza del brazo con la fuerza de la mente.


Oiga, y acá entre nos, de acá no sale, ¿es sustentable, desde el punto de vista económico, tener una editorial en el Chile actual? (y periférica).
Apostamos que sí.  Aunque no lo recomendaría un consultor de la Corfo. Es más rentable tener un circo de fieras o escribir textos de autoayuda, o licitar la venta de tarritos con agua en los cementerios para el 1º de Noviembre.


Técnicamente, ¿cómo imprimen con poco tiraje (200 libros por edición promedio) a diferencia de las editoriales e imprentas tradicionales?
La impresión offset exige altas tiradas para “abaratar” el precio unitario. Y parten de una premisa, creo equivocada, que basta con imprimir barato, para garantizar la venta. Y no es así. Muchos autores se quedan con un gran porcentaje de sus libros, arrumbados, asfixiados por la falta de aire.
La alternativa artesanal, es un mundo en donde los aspectos técnicos y estéticos tienen mucha importancia, pero no son la alternativa a los grandes tirajes.
La tecnología digital permite la producción de tiradas a la medida. Los 200 ejemplares son el punto de equilibrio.  Se obtienen costos accesibles, y es un número que permite a los autores con la editorial, promoverlos y efectivamente distribuirlos a lectores interesados.

El escritor-editor soportando las preguntas de su servidor.


A estas alturas ya hemos vaciado tres botellas, que aparecen de la nada, seguimos sirviendo copas y yo arremeto con otro cuestionamiento (cuestión que no le incomoda, responde todo). Ya que menciona lo digital, ¿por qué insistir en lo físico, léase papel, cuando está tan de moda y en boga hoy la editorialidad virtual (por ejemplo PDF) donde cualquiera puede publicar (y donde, evidentemente hay muchos inescrupulosos que sólo hacen negocio sacrificando la calidad)?
Dos aproximaciones. Una ya la señalé. Estamos en un mundo de transición de la época industrial al mundo de las TIC’s, sin embargo el microondas no ha desplazado una buena cazuela tradicional. Porque, y acá va la segunda razón: dice Eduardo Galeano, y con cuanta razón, que somos sentipensantes. No somos sólo herederos de la cultura grecolatina, racionalista, machista, analítica, fálica, sino también de las tradiciones indígenas, que tienen una aprehensión sensorial del mundo, una aproximación intuitiva, maternal, cóncava, sintética.
Y no olvidemos que la razón, el racionalismo no ha sido siempre la única  capacidad humana reconocida, también lo ha sido la voluntad, la piedad, la bondad, la emocionalidad.  Mas aún, la demora de miles de años para llegar a la lectura, de unos pocos menos para el siglo de Pericles, y muchos, muchos menos para desde lo griego al Renacimiento, nos permiten entender que las revoluciones epistemológicas demoran cada vez menos, como que del envío del hombre a la luna a la RCT [Revolución Científico Técnica] pasaron apenas 30 años de manera que así como vamos en unos cuantos meses mas, no alcanzaremos a afirmar o negar algo cuando ya no tendremos razón, cayendo en es desvarío neoenciclopedista sin retorno e inútil.
Proponemos entonces, dejar la carrera de alcanzar el encendido y apagado binario y volver a la MESA COMO NUESTRA ÚNICA TABLA DE SALVACIÓN,  en ella el pan y el vino, las razones y las emociones, las bondades y las porfías,  las polleras y los pantalones, y en el reposo ocioso: Un libro, con el olor a la tinta y a papel, con los borrones, anotaciones, y ensoñaciones.
Armónicamente con lo digital, pues en cada página que volteemos para dilucidar los misterios dejaremos estampada la huella DIGITAL como mi bisabuelo Alberto, que era tan analfabeto como sabio y digital.  Firmaba con el dedo.


Ya que mencioné la calidad, ¿cuál es el criterio de selección de autores?
La autenticidad de la obra. Un poemario de un taller de jóvenes tiene tanta o más validez que la obra de un poeta consagrado.  Señalaba que estimulamos el debate, la diversidad temática, la cuenta de realidades culturales diversas, las distintas geografías de la región. Las obras se van abriendo camino por si solas, ellas eligen ser escritas, buscar el aire y ser libros.


Y cómo se puede acceder a trabajar con ustedes.
Invitándonos a compartir los sueños.


Y cómo pretenden, de acuerdo a sus proyecciones (de editar 70 libros al año) no caer en la institucionalización (léase circuito oficial) editorial chilena.
De la misma manera que las ideas que pretendieron hacer desaparecer con los cuerpos de quienes las sustentaron, siguen vivitas y leyendo


Hay que mencionar que hasta el momento han publicado 19 títulos en 6 colecciones y que está en carpeta (ojalá) inaugurar una dedicada a las Artes Visuales, obviamente llamada “Rafael Ampuero”.  El detalle de lo publicado es el siguiente:

Colección  “Bestia Mágica” (Poesía)
- “Los Buenos” Días - Omar Lara.
- “Taxi Driver” - Egor Mardones.
- “La cebra mágica y el valle” - Felipe Burgos.
- “Conjuros, estrategias y alucinaciones” - Rodrigo Piracés.
- “Exultación” - Concurso Regional Alfonso Alcalde, con Corporación Balmaceda.

Colección “Alfonso Alcalde” (Narrativa)
- “Cuentos contra la Amnesia” - Darwin Rodríguez.
- “Cacerías sobre un iceberg” (en prensa) - Ambrosio Blest.

Colección “Rafael Miranda” (Ensayo)
- “Tres tesis sobre Tomé”, Aníbal Navarrete
- “Homeopatía en la producción agropecuaria y cuidado de mascotas” - Álvaro Marín y Alejandro Montero
- “Agosto 1973. Proa al golpe en la Armada” - Danny Monsalvez.
- “Mecánica de la Música Popular” - Angel Rogel
- “Jorge Sandoval, Sobreviviente de Pinochet” - Peter Bidwell
- “El Joven Nelson, Discurso de Nelson Gutiérrez” – Compilador INEDH (Instituto de estudios estratégicos para el desarrollo humano).
- “Mujeres pentecostales: construcción del género a través de la experiencia religiosa” - Zicri Orellana Rojas.

Colección Monografías
- “Historia de Quilaco” - César Sepúlveda Ramírez.
- “Versos de Octavo” - Anselmo Vargas.
- “Trenes del recuerdo” - Alberto Parra Marabolí (póstumo).

Colección Teatro
- “Tres escenas en la vida de Alicia(s)” - Ángela Neira Muñoz.

Colección “Pisan” (Emergentes)
- “Fosacomún” - Taller literario liceos de Tomé, selección de Egor Mardones.


Lanzamiento del libro “Taxi Driver” de Egor Mardones en la Feria Internacional del Libro de Santiago, 2010. (http://alairelibro.blogspot.com)


Las botellas han pasado con una velocidad demencial, así que antes de perder la poca conciencia que me queda (optimismo se llama eso), le pido que me adelante algo del futuro.  Él, al parecer, no entiende (o no quiere entender) la intención de mi pregunta y saca unos naipes, de esos que se usan para jugar al truco y a la brisca, y los tira sobre la mesa.  Me pide que cierre los ojos, yo le sigo el juego, y comienza a hablar.

Se viene el año 2011.  El poder se seguirá concentrando en unas pocas familias.  La confluencia de los astros anuncian variaciones climáticas, lluvia ácida en China y Parra sin el Nobel.  Vacaciones compartidas de los mapuches en la Isla de Pascua.  La redistribución del ingreso poético se posterga para el próximo período legislativo. Marta Harnecker vuelve a Chile [se viene algo grande].  Alguien nombra a Egor Mardones en el Ministerio de la Cultura y las Artes, pero no recibe el “agreement”.  AL AIRE LIBRO se ve en serios aprietos para publicar a tanto creador que decide respirar.
Se adelantan las campañas electorales. Vote x Pisan.


Cuando abro los ojos Darwin ya no está, de hecho la oficinita tampoco existe, yo me encuentro tendido en la arena de la playa El Morro.  Sin dudas Tomé no me deja de sorprender (ojalá siga así), me reincorporo no sin dificultad, miro la bóveda celeste y me doy cuenta que definitivamente en los cielos de La Galaxia no sólo vuelan gaviotas. 
Me alejo, atrás queda Tomé, y en la cabeza me retumba la frase del poema “Taxi Libre” de Egor Mardones, que señala que “De aquí en adelante ya todo es mundo… 


Fuentes:
- Entrevista realizada a Darwin Rodríguez por Muñozcoloma.  Tomé.  Diciembre 11 de 2010.
- Blog de la Editorial “Al aire libro”.  http://alairelibro.blogspot.com
- Revista Contrafuerte.  Cultura y Literatura Actual. “Taxi Driver de Egor Mardones”. Enero 14 de 2010.  http://revistacontrafuerte.wordpress.com/2010/01/14/taxi-driver-de-egor-mardones/