AL AIRE LIBRO

AL AIRE LIBRO

martes

Cuentos contra la amnesia

Clasificación Perdida
a

Iván Eliseo Quintana Miranda








...siempre se niega.
mostrando los dientes
Se recoge en su cueva,
Torva y salvaje más que nunca,
Olvidada que también la parieron
Y que hay otras bestias.

La impura, mágica, calculadora bestia
A veces me domina.

Hay noches en que no puedo
Dormir de la vergüenza.

de La Bestia Mágica
Alfonso Mora[1]



















“ Como consta a fojas 1.239 del proceso en que debió rendir cuenta de sus negocios... especialmente con las piedras de sal, señalaba Pérez vendiendo agua a los traficantes del mijo de Nigeria que debían tomar la ruta de Taghaza con una detención ligera en Tasarahla en la mitad del camino. El viaje demoraba diez días y aunque logró el monopolio del agua, ningún comerciante llegó a su destino, desviando su ruta por los mapas falsos proporcionados por el leguleyo... Y la misma facultad para destruir la vida de seres, ahora se volvía en contra de Pérez, como si la medida extrema de la venganza, agotados por los resortes en el viaje de ida, estuvieran regresando con el mismo síntoma de violencia, con la absurda resolución que pretendiera detener la ira del sol...”

Matar a Pérez
Alfonso Alcalde[2]






Para Luis es un día especial. Se desenrolla como el carrete de la caña de pescar, inmóvil, mientras vomita metros de lienza siguiendo el anzuelo.

En la vieja tetera el agua permanece quieta, hasta que la temperatura se acumula y las burbujas vencen la atmósfera. Luis estático, como una marioneta abandonada a medio gesto, sobre el bracero. Las manos temblorosas se estiran para agarrar la tetera que humea quejumbrosa. Sirven una jarra de té de la que Luis sorbe ruidosamente desparramando abundante líquido.

- Voy a comprar pan María- gruñe
- Pan, claro, pan, ha hacer la mañana irás, desgraciado - musita la mujer desde la pieza contigua, revolcándose hacia el rincón de la cama.


v

En su mismo acostumbrado recorrido por las borracherías del pueblo conversa de las mismas cosas con la misma gente que, puntualmente, todas las mañanas se reúne por los siglos de las horas a empinar sus vasos clamando salud sin mucha convicción.

Con paso tambaleante y chispeado se dirige a la barriada aledaña a la industria cuando le cae la tarde oscura y tormentosa. La llovizna fina empapa sus hombros y empolvilla de blanco el brillo de sus zapatos negros. Ve las gaviotas a las que, casi con cariño, cuenta, cumpliendo así el compromiso de velar por los pájaros preferidos de Rafael, el pintor azul: esta noche hay cuatro gaviotas menos.

En el muelle los barcos camaroneros de aspecto raído y antiguo dan, con sus focos, vida fugaz a los pájaros, que, en posición de combate, aparecen desde el negro mar para volver a perderse en la oscuridad, dejando sobre cubierta a unos cuantos marineros mutilados por cordeles de luces estroboscópicas.
Como si sus ojos quisiesen tomar aliento parpadea antes de entrar al Bar El Roly donde pide una copa de aguardiente. La empina y en su fondo verdoso, en vivo y en directo el rostro familiar de Carcuro anunciando el decisivo encuentro de la Selección Chilena para ir al Mundial de fútbol.
¡Ce ache i, CHI, ele con e, LE, Chi chi chi, Le le le!
Un nudo en la garganta detiene el trago, en la pantalla blanca y negra del Westinghouse, Leonel, Escuti, Jorge Toro...
es una fiesta universal del deporte del balón
tómala, métete, remata...
Gooool y Chile como tercero del mundo como regalo de bodas...
Tan linda que estaba la vieja cuando nos casamos.
Del brazo de don Ricardo su coloreteado rostro brillaba entre los vuelos del vestido y el velo blancos, confeccionado por la señora Uberlinda, la mejor modista del pueblo.
No sé si sería por el largo de la cola, los altos tacos de los zapatos o el nerviosismo lo que hizo que el recorrido que la novia desde la entrada de la iglesia hasta el altar fuera interminable. Varias veces estuve por ir a buscarla, pero mi armadura de paciencia tomecina me detuvo.
Vino la fiesta, la caballa de buena, según comentaron los mas de 100 invitados (y eso que eran las puras familias). Nada quedó de los 50 litros de vino ni de las perdices que mi viejo había encargado a unos amigos de Rahuil.
El vals fue difícil, por los zapatos, la cola del vestido y el nerviosismo porque la luna de miel legara rápido, pero la madrina insistía que recién podríamos irnos después de repartir los cuartillos, tirar el ramo y partir la torta que la Tita había hecho de tantos pisos que se había inclinado peligrosamente con los zapateos cuequeros del loco Avendaño, aunque don Iván que había dado el bachillerato y estudiaba leyes explicó que por ley de una torre con nombre de comida que hay en Italia la torta no se caería, y yo por hueviarlo le aseguré que si llevaban al loco Avendaño a bailar cueca a Italia la torre no le aguantaría dos patas por mucho que estuviera protegida por la ley.
Comimos torta, la María tiró el ramo. Con los guantes me hice el leso porque eran prestados.
Antes de irnos abrimos los regalos plancha copas cuchillería plancha platos figuritas de porcelana plancha charlón ¡ oh una plancha! frazada colchón CIC juego de cañas juguera ponchera...una plancha

v

Los bocinazos japoneses inundaron las calles. El ropero americano se instaló en el almacén rematado a don Fernando por un tinterillo que había sido comunista hasta que le tomó el gusto al billete. Un señor que vendía pollos se sacó la polla gol y compró la casa del gerente de la fábrica de paños, quien después de la crisis se fue a Miami.

El pito de la seis dejó de sonar
desapareció el tren
La cumbres tenebrosas de Barnabás salieron de la TV
No hubo mas Música Libre

los furgones y Mercedez made in Brasil
nos llevan de aquí para allá y a veces de vuelta

los salud se repiten desde temprano
un silencio envuelve las madrugadas
los bocinazos acallan los pitos
hasta la infinita noche

Salud por la gloriosa fábrica FIAP
-dice un hombre con los ojos vidriosos.
¡Si, salud, por nuestra querida fábrica!
-agrega otro que trata de ocultar la desesperanza bajo la solapa de su vestón café oscuro.
¡Al seco!
-corean otros cesantes.



v

¡Vecinaaa, vecinaaa...!
présteme una cebollita, que cuando vuelva mi negro del plano se la devuelvo
+ unas cuantas papas fiadas donde la señora Clota sirvieron
= para el caldillo que los cabros encontraron con gusto a poco.

María esperó que los niños se durmieran para reprender a su marido por las semanas y meses de ir y venir por las bodegas tejiendo ilusiones con tus amigotes
- Y otra vez me dejaste con la comida servida
- P´a la mierda de comida
- es la que traen tus hijos que desde hace meses no van a la escuela por salir a ganarse el puchero mientras tu te andas emborrachando


v


Cuando abandona las puertas del Roly una avalancha de niños le tironea del abrigo, que cuelga cuidadosamente doblado en su brazo,
Tío, tío, una monedita
! No tengo cabro oh¡

Dirige sus pasos hacia el muelle. Allí están los barcos desolados. Con sus pitos entrecortados por el viento envían mensajes a los marineros que en tierra no logran descifrarlos.
-Borracho, borracho, eso eres, un borracho
-Nos tenís hasta la coronilla con tus quilapayunes y tus famosas textiles, de recuerdos no vivimos viejo
-Que se va a ir tan temprano compadre, tómese otra copita con los amigos
-no, no, hoy quiero ir a estar con la vieja
-putas que estai dominao por la camaráa
-¡Bah qué milagro que el señor viene llegando tan temprano, se le acabaría el dinero p´a seguir tomando con sus amigotes. ¡Niños, niños vengan a saludar a la visita!


Llega a la punta del muelle, siente la boca seca. El temporal arrecia, los barcos se fondean para capearlo, la maniobra se realiza entre
pito y pito
salud salud
sus piernas lo llevan

la lluvia pega en su nuca desprotegida
del paraguas que permanece cerrado
por miedo
al viento
al mar bravo.
S i g l o s
demoró el pié en llegar al primer tablón del muelle.

LAS OLAS REVIENTAN ESTRIPITOSAMENTE
A DIESTRA Y SINIESTRA

Desde el extremo opuesto del muelle tres hombres, arrancan hacia tierra, acurrucados unos contra otros para protegerse de las ráfagas
de viento y agua.
Al verlos, Luis agacha la cabeza tratando de evitar cualquier comunicación.

-¿Adónde vaí con este temporal?
Los cuatro se detienen en el centro del muelle
Luis abre su paraguas como para excusarse.

-Es peligroso ir hacia adentro, hasta los barcos están fondeados
Trata de avanzar alguna palabra sin conseguirlo.

-Ir más allá sería un suicidio.
Suicidio suicidio
-Pero amigo no seai loco. Todo tiene solución
dice uno de los marineros, no muy convencido.
-Cómo no vai a tener mujer o hijos por los cuales vivir.
El grupo se apegó hasta confundir sus alientos. Desde la distancia aparecen y desaparecen, como un vaho,
cada vez más cerca del último tablón.

-Y si se va a suicidar ¡ NO LO HAGA COMPAÑERO! por qué no me deja el paraguas, total no lo va a necesitar -dice el Car´e gallo, pensando en cuánto podría venderlo.

-NO SE SUICIDE AMIGO, pero por si lo hace, déjeme el abrigo -se aviva Corbalán, el íntimo del Car´e gallo, que también saca cuentas

Aunque el frío no es intenso, sus dientes empiezan a castañetear intensamente. El más joven dice: oiga amigo se está entumeciendo y capaz que le dé una pulmonía, mejor será que nos acompañe al Roly a tomarnos un aguardientito.

v

La mujer, insomne como cada noche, se asusta con unos extraños golpes. Apresurada se levanta a abrir la puerta a través de la cual se escuchan sollozos. Un escalofrío le recorre el cuerpo desde sus pies descalzos.
La escasa ropa empapada, el rostro desencajado y enrojecido del hombre la asustan.
Entrecortadamente le anuncia la desgracia.
Chile había perdido el partido y quedaba eliminado del mundial.

[1] Alfonso Mora Venegas, mas poeta que abogado expresa en este poema, La Bestia Mágica, la contradicción entre la ambición por el dinero y la conciencia mora. A su muerte, Mora, “nos legó 300 poemas, una chaqueta raída y un par de zapatos viejos, abiertos en la punta, como esos que pintaba Van Gogh” dice Alfonso Alcalde
[2] Alfonso Alcalde Ferrer, quien “vive con la línea de flotación bajo el agua” según Volodia Teltelboin,, escribe el cuento Matar a Pérez para dejar a la posteridad a un funcionario ambisioso que marca la miseria de un importante período de la vida de Alfonso Alcalde y su familia. Pérez es algo así como el Roto Quezada de Condorito